Sanjuana Martínez
16/01/2017 - 12:00 am
Gasolinazos diarios y cinismo gubernamental
A partir de unos días los gasolinazos serán diarios. Así lo decidió el señor Enrique Peña Nieto, así lo decidieron por encima de los intereses de los mexicanos, los partidos que votaron a favor de la reforma energética como el PRI, PAN, Partido Verde, Nueva Alianza… Su objetivo es empobrecer cada día más al pueblo […]
A partir de unos días los gasolinazos serán diarios. Así lo decidió el señor Enrique Peña Nieto, así lo decidieron por encima de los intereses de los mexicanos, los partidos que votaron a favor de la reforma energética como el PRI, PAN, Partido Verde, Nueva Alianza…
Su objetivo es empobrecer cada día más al pueblo mexicano. Y por supuesto enriquecer los bolsillos de unos cuantos funcionarios, políticos y empresarios.
Y como los mexicanos aguantamos todo sentados en nuestro sillón de confort, pues las cosas van a ir a peor. La ola de aumentos generalizados e indiscriminados ya empezó y no parará durante todo el 2017. Mientras más agachemos la cabeza más duro nos pegará este gobierno cínico capaz de mentir a diestra y siniestra.
La primera gran mentira de Peña Nieto fue argumentar que el gasolinazo del 20 al 40 por ciento que ya estamos pagando, fue debido al aumento de los precios internacionales de los combustibles. El inquilino de Los Pinos omitió comentarnos que en realidad el aumento es debido a los impuestos que su gobierno le han cargadoa las gasolinas.
En cada litro que compramos de gasolina, pagamos 44 por ciento en impuestos, es decir, en dinero que seguramente terminará en los bolsillos de los funcionarios, políticos y empresarios corruptos que se están repartiendo el suculento pastel energético.
Otra de las grandes mentiras de Peña Nieto fue omitir contarnos el nuevo sistema que determinará el precio de las gasolinas. Este sistema se divide en 90 regiones y los combustibles costarán según lo que cueste el transporte, los impuestos en esa región del país y las estaciones de servicio.
Traducción: ¡va a ser un desmadre!. Todo se va a regir bajo el concepto de “libre empresa”, es decir, ¡sálvese quien pueda!, porque seguramente cada quien hará lo que le de la gana en este país donde el Estado de derecho no funciona y los poderosos se pasan la ley por el arco del triunfo.
Los originales estrategas gubernamentales quieren copiar el modelo estadounidense, con la diferencia que en Estados Unidos la gasolina es hasta 40 por ciento más barata porque no le incluyen el alto porcentaje de impuestos que terminará en los bolsillos de los corruptos. ¿Qué hace el gobierno con los 7.50 pesos que se queda en concepto del IEPS (Impuesto Especial Sobre Producción y Servicios) que pagamos en cada litro que compramos?
Y es que, Peña Nieto prefirió borrar de un plumazo nuestro sistema de precios en las gasolinas. Antes del 1 de enero, los incrementos de los precios se basaban en la inflación anual, por ejemplo en un 3 o 3.5 por ciento. Pero él prefirió aumentar un 20 o un 40 por ciento, es decir, un 800 o 1600 por ciento más. Un incremento que representa el aumento para 8 o 16 años.
El gobierno nos ha dejado claro que le vale el impacto social de sus indiscriminados e infames aumentos. Tampoco le importa la economía familiar ni mucho menos los problemas económicos de los trabajadores que ya no podrán llegar a fin de mes sin pedir prestado o hacer malabares trabajando más horas, más días, más tiempo…
¿Y qué vamos a hacer los conductores de 30 millones de vehículos? Algunos han decidido ya no usar su autotransporte y utilizar el transporte público, otros han hecho cuentas y se baja el cero y no contiene, es decir, ya no les alcanza y dejaron su vehículo guardado en la cochera, pero la gran mayoría tiene que seguir usando sus vehículos cueste lo que cueste la gasolina.
Evidentemente, esto repercute en la economía familiar. La ola de aumentos ya empezado con el incremento a los productos de la canasta básica iniciando con el kilo de tortillas que en algunos lugares ya se vende a 20 pesos.
En definitiva, la gente tendrá que reducir sus gastos en alimentación, ropa y vivienda para sostener su gasto de transporte. Lo cuál incrementará el número de pobres que ya son alrededor de 55 millones de mexicanos.
Y la peor noticia de todo, es que esto es solo el principio. Prepárense porque el 4 de febrero viene otro gasolinazo y 14 días después otro más y el 30 de marzo viviremos indignados la espantosa liberalización de los precios. A este ritmo, muy pronto estaremos pagando el litro de gasolina en 20 pesos.
Insisto: ¿qué podemos hacer para defendernos de este gobierno corrupto, autoritario e impune? La resistencia civil pacífica es una vía. Salir a la calle a alzar la voz, que se sienta nuestro rechazo. El boicot es otra vía. Necesitamos exigir la marcha atrás al gasolinazo. Exigir que el gobierno utilice el deslizamiento en los incrementos, que no imponga duros golpes del 20 o 40 por ciento en los aumentos, que se retracte en sus medidas salvajes de liberalización.
Mientras tanto, Enrique Peña Nieto seguirá mintiendo. Miente cuando dice que la gallina de los huevos de oro [Pemex] se secó. Más bien, la secaron. Ellos, la clase política y el empresariado más corrupto se acabaron los huevos de oro y ahora quieren matar a la gallina.
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